M. Carmen depilación facial (Murcia)
Mi historia comienza cuando muy jovencita (unos 17 años) me salen algunos pelitos más oscuros en mentón y cuello. Me sentía muy acomplejada así que mi madre y yo decidimos consultar en la clínica estética de confianza y de cierto renombre, lo que nos daba tranquilidad. Allí sugieren que me los trate con aguja eléctrica, pero no funciona y proponen utilizar una nueva tecnología ‘muy buena’ que los iba a desaparecer en 3 ó 4 sesiones.
A partir de ahí empieza la pesadilla, ya que no sólo no se me quitó ni un pelo, sino que cada vez notaba que me salían más y además en zonas donde antes no tenía absolutamente nada. Yo confiaba plenamente en esa clínica por lo que no les comenté nada hasta después de varias sesiones. Cuando les comentaba que me notaba más pelos, me decían que debía tener un problema hormonal y que se me iban a quitar. Empezaron a extender el area tratada con la promesa de que se iba a quitar. Llegó un punto donde tenía barba completa, en toda la cara, cuello y patillas (como un chico). Me estuve practicando estas sesiones varios años, unos 6 ó 7…ni recuerdo el número. Hasta yo misma llegué a creer que tenía un problema hormonal…visité ginecólogos, endocrinos, dermatólogos, me estuve tratando con las anticonceptivas y con hormonas fuertes durante años, y ese pelo crecía cada vez más; incluso llegué a probar la homeopatía…nada funcionaba. Mi complejo era enorme, pues vivía fuera y dependía de las vacaciones para poder ir a ‘hacerme el láser’ y era difícil ocultarlo (o imposible) cuando llegaba el momento de la sesión el pelo era ya tan obvio…Yo trataba de ocultarlo, era como un tabú, me avergonzaba mucho por ello y me preguntaba que por qué a mi. Mi tristeza y complejo llegó a tal extremo que me desahogué con mis mejores amigas (a las que nunca les había contado esto por vergüenza). Esto pasó cuando en el centro de estética me hicieron la cera ya que, después de años y años que me provocaron todos esos pelos, decidieron que tal vez no iba a funcionar. Fue entonces cuando una de mis amigas me comentó que una amiga en común había tenido exactamente el mismo problema que yo y que había logrado solucionarlo en una clínica de Lorca. Yo no lo podía creer, se abrió una luz de esperanza para superar este problema, para liberarme de esta dependencia. Entonces me puse en contacto con ella y me contó toda su experiencia maravillosa con Paqui (nuestra salvadora) y su clínica. Yo no podía creerlo, enseguida contacté con Paqui y probamos la primera sesión. Hoy día, después de varias sesiones, puedo decir que ya no tengo casi nada, y nada en comparación a lo que tenía. Me ha cambiado la vida, casi me he podido olvidar de el que fue un gran problema. Muchísimas gracias a Paqui y a Centro Kebec por su gran profesionalidad y porque esta vez si fuese verdad.
GRACIAS 🙂